LA DESIGUALDAD EN MÉXICO: MUY POCOS RICOS, DEMASIADOS POBRES.
Por Martín Carlos Ramales Osorio/APIM.
En consecuencia, durante poco más de 40 años (teniendo en cuenta que los neoliberales arribaron al poder el primero de diciembre de 1982 con Miguel De la Madrid) la economía permanece casi estancada (con sus concomitantes secuelas negativas en el mercado de trabajo, en el que se acumulan desempleados) y el escaso ingreso que genera la economía tiende a repartirse de manera muy desigual, concentrándose en las manos de unos pocos grandes empresarios monopolistas. En México, el monopolio más que ser un fracaso del mercado es un fracaso del Estado que descansa en concesiones y licencias gubernamentales a particulares para la explotación de minas y yacimientos petroleros, estaciones de radio y canales de televisión, infraestructura de telecomunicaciones y transportes, entre otras, que han permitido a muchos de esos concesionarios amasar fortunas cuantiosas e inconmensurables. De esa manera, en el México neoliberal de las reformas de gran calado (según el discurso oficial), de las privatizaciones, de la apertura comercial y financiera, y del arribo de la democracia a través del INE (anteriormente IFE) y del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF), unos pocos se han hecho cada vez más ricos mientras que un buen número de compatriotas se han hecho cada vez más pobres (un juego de suma cero en el que los monopolistas han ganado lo que los trabajadores han perdido). Al respecto, las estadísticas oficiales (las arrojadas por el INEGI y el Coneval) no son muy confiables pero dejan entrever en algo la desigualdad en la distribución del escaso ingreso que año tras año genera la economía nacional. Según Modelo Estadístico de la ENIGH-2016 del INEGI, en el año anterior el ingreso corriente promedio trimestral de una familia del 10 por ciento más pobre de la población ascendía a 6,820 pesos (equivalentes a 2,273.33 pesos mensuales); en el otro extremo, el ingreso corriente promedio trimestral de una familia del 10 por ciento más rico ascendía a 160,820 pesos (o 53,606.67 pesos mensuales). El ingreso promedio de una familia de las más ricas era aproximadamente 24 veces mayor al ingreso promedio de una familia de las más pobres. Ocho años atrás, en 2008, la brecha entre ricos y pobres era todavía mayor, según las referidas estadísticas oficiales. En el segundo año del calderonato, el ingreso corriente promedio trimestral de una familia del 10 por ciento más pobre de la población era de 6,270 pesos (2,090 pesos mensuales); en el otro extremo, el ingreso corriente promedio trimestral de una familia del 10 por ciento más rico ascendía a 174,735 pesos (58,245 pesos mensuales). El ingreso promedio de una familia de las más ricas era casi 28 veces mayor al ingreso promedio de una familia de las más pobres. Las políticas económicas del calderonato igual de injustas que las del peñato. En ambos gobiernos, José Antonio Meade Kuribreña, el aspirante a la Presidencia de la República por el PRI, desempeñó cargos importantes en materia económica y de desarrollo social: en el gobierno de Calderón Hinojosa fue titular de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHyCP), y en el gobierno que está por concluir se ha desempeñado como Secretario de Desarrollo Social (Sedesol) y de Hacienda y Crédito Público (SHyCP). Por otra parte, los grandes empresarios monopolistas del país como Carlos Slim, Germán Larrea Mota Velasco, Alberto Bailleres González, María Asunción Aramburuzabala, Eva Gonda de Rivera, Juan Francisco Beckmann, Juan González Moreno, la familia Servitje, Jerónimo Arango, Ricardo Salinas Pliego, Francisco Javier Bours Castelo, Antonio del Valle Ruiz, Marcos Achar Levy, Leopoldo Espinosa Abdala, Ricardo Martín Bringas, Emilio Azcárraga Jean, Rufino Vigil González, Manuel Barragán Morales, Carlos Hank Rohn, José y Francisco Calderón Rojas, Roberto Hernández Ramírez, David Michel, Carlos González Zabalegui, Ángel Losada Moreno, Cynthia y Bruce Grossman, Luis y Mauricio Jorba Servitje, Alfredo Chedraui Obeso, David Peñaloza Alanís, Alfredo Harp Helú, Armando Martín Soberón, Alberto Torrado Martínez, Javier Arroyo Chávez, Fernando Chico Pardo, la familia Fernández y Luis Arizpe Jiménez; catalogados todos ellos como los 35 mexicanos más ricos según las listas de Forbes, detentan una fortuna conjunta de 151,020 millones de dólares que, al tipo de cambio promedio actual de 18.65 pesos por dólar, equivale a casi el 16 por ciento del Producto Interno Bruto de todo el país. En el extremo de la opulencia, y según datos del Coneval para el año anterior, 53.4 millones de mexicanos viven en situación de pobreza: 44 millones en pobreza moderada y 9.4 millones en pobreza extrema. 21.4 millones de mexicanos devengan un ingreso inferior a la línea de bienestar mínimo (misma que equivale al valor de la canasta alimentaria por persona al mes) y 62 millones de compatriotas devengan un ingreso inferior a la línea de bienestar (que equivale al valor total de la canasta alimentaria y de la canasta no alimentaria por persona al mes). De esa manera, en el México de los neoliberales, que se han dedicado a gobernar exclusivamente en beneficio del gran capital nacional y transnacional de carácter industrial, comercial y financiero, unos pocos se hacen cada vez más ricos mientras que millones de mexicanos se hacen cada vez más pobres. El potencial candidato del PRI a la Presidencia de la República, el tecnócrata neoliberal José Antonio Meade, es en parte culpable de esta enorme desigualdad que prevalece al interior de la sociedad mexicana. Representa al conservadurismo más depredador, más retrógrada, más hipócrita, más corrupto y más represor del México de los últimos tiempos. El PRI aliado con el PAN. Quién lo dijera. Tal para cual.
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